Cada elaboración de nuestra amarga, comienza con el proceso de maceración. Primero se hace una selección de las hierbas, raíces y cortezas que le dan ese sabor amargo tan único. Todo eso se coloca en barriles de roble junto con una mezcla de agua y alcohol y se deja macerar por varias semanas. La mezcla de agua y alcohol cumple la función de extraer los sabores, aromas y propiedades; un proceso similar que hace el agua caliente cada vez que nos preparamos un té. A ese líquido resultante se le llama infusión.
Luego, la infusión es filtrada y con eso logramos la base de la amarga Ameral. A esa base se le agrega alcohol, azúcar, un toque de color caramelo, agua y mucho cariño.
Después, la dejamos descansar unos días para que todos sus sabores y aromas se asienten.
Aquí es donde hacemos la degustación para comprobar su grado alcohólico y asegurar una buena calidad y sabor.
Si todo está diez puntos, se filtra una vez más, se embotella, encapsula y se coloca en cajas para despachar a nuestro depósito.